domingo, 3 de enero de 2010

MIS AMIGOS Y SUS COSAS/ UNA CARTA EMOCIONANTE


Últimamente pilar me esta proporcionando mucho material para poder nutrir al blog de noticias, y como los demás no os animáis a escribir nada, pues lo aprovecho para esta sección. En esta ocasión se trata de una carta de una madre vasca a otra madre.

CARTA DE UNA MADRE A OTRA EN EL PAÍS VASCO
Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la manifestación de ayer a favor de la reagrupación de presos de ETA y su transferencia a cárceles del país vasco. Y cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que te supone económicamente ir a visitarlo. Vi toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el apoyo que recibiste de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo. Y vi, también, que contáis con el firme apoyo de comisiones pastorales, -¡ay, los curitas vascos!- órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, gestoras, ONGs, etc.
Como pedíais comprensión a voz en grito, yo, que también soy madre, puedo comprender tu protesta e indignación, pero antes quiero decirte algunas cosas. Verás.
La distancia que nos separa a mi hijo y a mí es enorme, y mis dificultades para visitarlo pueden ser idénticas, o tal vez mayores que las tuyas. Sólo con mucho sacrificio puedo hacerlo los domingos, porque trabajo incluso los sábados para asegurar el sustento y la educación del resto de mi familia, pues soy viuda y madre de dos hijos. Tenía otro hijo más, pero murió una lluviosa mañana de otoño cuando se dirigía al instituto. Tuvo la mala suerte de pasar cerca de un coche aparcado cuando hizo explosión una bomba lapa que había puesto otro chico no tan joven como él en los bajos de ese vehículo. El que la puso era tu hijo, ¿sabes?, por eso está entre rejas. Y yo quisiera que tú te pusieras un poco en mi pellejo, y en tu próxima visita a la cárcel, cuando estés besándolo y hablando con él, pienses que quizá yo también puedo estar visitando al mío, pero no podré sentir como tú el timbre de su voz ni el calor de sus besos..., sólo ahogarme en lágrimas y dejar allí, en su tumba, como único consuelo, un ramo de flores.
Ah, se me olvidaba decirte que con lo poco que gano a pesar de lo mucho que trabajo, no sólo tengo que sostener mi casa, sino pagar, a través de los impuestos, el derecho de tu hijo a vivir sin dar golpe, dormir en un cómodo colchón y tomar una nutritiva comida caliente todos los días.
Y una última cosa. Nunca vino a mi casa ningún representante de esas entidades que tan cálidas y solidarias son contigo para darme apoyo, ni para dedicarme alguna palabra de alivio. No vinieron ni tan siquiera para decirme cuáles son MIS DERECHOS, y eso que dicen ser "entidades en defensa de los derechos humanos". Será, tal vez, que a mí no me otorgan la condición de ser humano.


Creo que ideologías a parte, la carta es bastante aclaradora de las situaciones que se viven en Euskadi. No es ese paraíso que nos pintan los nacionalista, o si, para ellos. Para los que pueden expresar sus ideas sin miedo a ser asesinado. Para el resto, es vivir con miedo y no poder disfrutar de esa maravillosa tierra que es Euskadi, la que también es su tierra más que les pese algunos. Aun así, yo como amante de esa parte de España ( y vuelvo al "más que les pese algunos"), os animo a visitar Euskadi, una tierra maravillosa, con ciudades y pueblos de postal, y con una gente que por lo general, te hará sentirte como en tu propia casa.

3 de diciembre de 2010.
Antonio Armero Rodríguez

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